Como seres humanos cada vez que escuchamos el termino bolsas de valores o mercado de valores el tipo de sensaciones que podemos sentir son dos tipos de emociones perfectamente concebidas a lo largo de la existencia de este tipo de organizaciones en el mundo:
El deseo y el miedo.
Estas sensaciones pueden exacerbar las expectativas que vemos en un mercado de valores, que provocarían que no solo el que la toma de decisiones, como participantes del mercado, tome los caminos más idóneos y eficientes en la elaboración de su patrimonio futuro con decisiones diarias, ya que “mucho análisis” también puede provocar parálisis y el tiempo es oro, esta situación es la menos indicada para gozar de los grandes beneficios de los instrumentos u operaciones que se pueden llevar a cabo en la Bolsa.
Desde hace 130 años, la historia de la bolsa tiene una comprensión lógica de acuerdo con la evolución de su propia sociedad, cuya asimilación del concepto requiere objetividad y conocimientos, así como la identificación de herramientas necesarias para la modelación futura que presentan los mercados de valores.
Con tan solo una introducción al mercado de valores y al mercado de derivados, será la invitación idónea de profundizar día con día en el tema bursátil y así empoderar las decisiones en el ámbito financiero que viven en un planeta llamado incertidumbre.
